“Educación en los Años 90”
Por: Bárbara Rubí Ortega Ortega
El final del siglo XX y los albores del siglo XXI traían consigo
problemáticas que no habían podido ser atacadas, resentimientos sociales,
descontento de la población, proyectos inconclusos, políticas internacionales
que trataban de ser adaptadas al contexto nacional de manera parcial lo que
provocaba confusión, resultados poco certeros ineficacia en el proceso.
Inevitablemente después de severas crisis económicas, de movimientos sociales,
del descuido al sistema educativo, de luchas y protestas México se hallaba en
una situación crítica urgente era la renovación de las políticas haciendo
especial énfasis en la educación como elemento de movilidad social, el camino
para mejorar económicamente y el medio para construir una sociedad más justa e
igualitaria.
El Sistema Educativo Mexicano, que en cada sexenio iba siendo más
descuidado, porque pese a que existieron propuestas como el Plan de Once Años,
la falta de recursos, la desorganización social y el interés del gobierno por el
proceso de industrialización impidió que se dieran seguimiento a las propuestas
de los Secretarios de Educación Pública, así poco a poco la desastrosa
situación de la nación en el ámbito educativo fue evidente las cifras eran
clara muestra de la alarmante situación que se vivía, el promedio inferior a
cinco, nuestra nación era de reprobados.
Con la intención de abarcar la cobertura educativa se
multiplicaron las escuelas, aumentó el número de instituciones, el discurso
reflejaba que se estaba atendiendo el aspecto educativo, duplicar el número de
escuelas fue el camino, aunque ahora en
retrospectiva se optó por la cantidad en lugar de la calidad lo que se
demostraba en el bajo rendimiento académico, el desconocimiento de los planes
de estudio, los resultados reprobatorios en los exámenes de ingreso y la poca
eficiencia terminal.
La preparación de los maestros seguía siendo un desafío, al gremio
magisterial se incorporaban personas que poco conocimiento tenían del ámbito
educativo, mal que aún aqueja las instituciones educativas cuando personas sin
perfil profesional llegan a las aulas sin disposición a la capacitación. El
número de egresados de las escuelas normales era insuficiente y pese a la
reforma de la que fueron susceptibles las Escuelas Normales donde ahora
egresarían Licenciados en Educación el perfil deseable no respondía a las
demandas de la sociedad.
La falta de articulación entre los diferentes niveles educativos
provocó que cada nivel ejecutara los planes de manera parcial, existía un
abismo entre los programas de estudio lo que impedía la continuidad de lo
aprendido en el nivel anterior, del mismo modo la escuela era un espacio
cerrado donde no se vinculaba con las condiciones sociales y culturales del
lugar donde estaba situada, así la realidad los objetivos que se planteaban en
el Artículo 3° para la conformación de un ciudadano en el que se desarrollen
armónicamente todas sus facultades era una visión lejana.
Aunado a ello no existía un mecanismo de evaluación eficiente que
permitiera dar cuenta de la evolución del SEM, no había una continua revisión
de los programas que diera pauta a producir información sistemática mediante la
cual se mejoraran las condiciones del entorno, en la educación no se pugnaba
por la calidad, no había quién diera cuenta de ello y el perfil deseado no era
alcanzado.
La descentralización del SEM permitió en un momento que se
progresará al otorgar le poder a los Estados y Municipios, la intención era
desarrollar una perspectiva real de las necesidades educativas, partir y dar
pronta solución a las problemáticas enfrentadas.
El contexto internacional también fue factor decisivo, con la
intención de situar a la nación en este plano se adoptaron una serie de modelos
educativos que poca relación tenían con la realidad nacional y que se
planteaban para instituciones con todos los recursos, donde se empleaban
maestros conocedores de los procesos de enseñanza y aprendizaje, donde el
gobierno comprendía que la educación era el vehículo para el progreso.
El Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica
que tiene lugar en 1992 trataba de enfrentar los desafíos del SEM, la calidad,
la cobertura, la equidad, el financiamiento y la articulación desde la acción.
Así los planes y programas de 1993 se ponen en marcha, los maestros afrontan el
reto pero aprenden de la práctica, nuevamente se hace lo que se entiende más no
lo que es y con ello el planeamiento queda alejado.
El gobierno con sus políticas educativas trataba de atacar
dificultades del SEM dando pauta a nuevas, un
proyecto no se concretaba porque no existía ese seguimiento real de las
acciones implementadas, las problemáticas de antaño que se hicieron evidentes,
soluciones ya puestas en marcha eran reanudadas pero sin ser analizadas. La
educación era un medio de control social, el mecanismo para legitimar el poder
del Estado, esa situación conveniente trajo consigo retroceso, ignorancia
y mala calidad de la que aún no hemos
podido liberarnos.
La educación en los años 90 sufrió reformas, cambios en la
práctica; cobertura y calidad eran las premisas, 13 años después se habla de
una calidad educativa que entonces hace reflexionar cómo ha evolucionado el
SEM. Más cómo pretender cambiar un sistema con acciones vagas, poco profundas,
sin un elemento fundamental que es la preparación de los docentes, no se
reconoce la labor de éste, la actualización parece lejana cuando los cursos son
improvisados. El perfil deseable de educación básica tiene grandes pretensiones
pero dentro de las aulas los recursos mínimos aún no llegan, se llenan se
programas compensatorios las escuelas de educación básica, la evaluación no es ese proceso reflexivo para mejorar la
práctica.
Entonces después de tantos años, ¿cómo es posible que no haya
mejora real en el SEM? Será entonces que es factible seguir reproduciendo esta
sociedad, esta ideología que permea y hace crecer las diferencias sociales, que
salvaguarda las condiciones favorables para unos cuantos. Será quizá que no es
que no se hayan dado cuenta, es que es mejor que así continúe el sistema,
porque un pueblo educado peleará por mejorar sus condiciones, por vivir
democráticamente, por elegir y decidir porque sabe lo que desea y hacia dónde
se dirige.
Bibliografía.
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Guevara
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